Cada vez que me ataca la tristeza
sedentaria, rugiente y clandestina;
cada vez que me rapta la rutina
para hacerme rehén de la pereza;
cada vez que me muerde la certeza
de saber que mi cuerpo es una ruina;
cada vez que colocan otra espina
en la corona que hay en mi cabeza,
te miro en esa foto inolvidable,
recuerdo tu suspiro y tu murmullo,
me observo, me relajo, me acomodo,
y pienso que la vida es formidable
porque quien me ha elegido como suyo
es risa, es beso, es mano, es labio, es todo.
en el mejor de los sentidos de todas las palabras:
clásico de andar por casa, cotidiano…
ya he dejado de intentar plagiarte, no me sale
Pues sí, me está gustando esto de la poesía contemporánea 🙂
Saludos
No puedes imaginarte cuánto me alegro 😉 Un abrazo.