Crecer es, ante todo, conocerse
dándose a conocer a los demás,
y ya estás en edad de preguntarte
qué imagen quieres dar a todo el mundo:
romántica, rebelde, independiente,
si buscas provocar o ser parte del grupo.
Tardaste una semana en decidirte
entre actores, paisajes, monumentos,
grupos de pop, de rock, fotos abstractas,
películas, caballos o gatitos.
Los adultos que piensan que los jóvenes
no tienen ni principios ni valores
olvidan con frecuencia una liturgia
privada, imprescindible y minuciosa
que debe repetirse cada año:
tijeras, pegamento, algunas fotos,
plástico de forrar y una carpeta.
(Nota: este poema se encuentra en mi poemario “La niña y el mar“)