Con tu gran clarividencia,
sibila desprestigiada,
no viste en lo nuestro nada.
Mas me pudo la impaciencia,
y, a pesar de tu advertencia,
al caballo abrí la puerta
sin estar la mente alerta
de cualquier posible daño.
Ese amor nuestro de antaño
es ahora Troya muerta.
(Nota: Este poema puede encontrarse en mi poemario “Penúltimo momento“. La foto es de greyguardian)
Estaba haciendo un trabajo para mi asignatura de Mitología sobre Casandra, y me encontré con este precioso poema.
Gracias a él he descubierto tu obra «Penúltimo momento».
Estoy encantada. Gracias. Gracias por crear esta maravilla.