Acaba la función, los bravos cesan,
y según el telón cierra la sala,
la esencia de Estragón muere y exhala
los lamentos de amor que tanto pesan.
Ella no ha vuelto y los sueños regresan
mordiendo el corazón en hora mala.
Mientras, los invitados, con gran gala,
riendo en el vestíbulo se besan.
Y el actor por dentro se hace viejo
pues su alma se torna en elegía
a aquel tiempo brillante como el oro.
Se limpia el maquillaje en el espejo,
abre la puerta hacia la calle fría
y de nuevo hace mutis por el foro.
(Nota: Este poema puede encontrarse en mi poemario “Penúltimo momento“)
Deseo que ese actor, tropieze con su SUERTE DE AMOR nada más salir!!! aayyyy me encanta… un abrazo Filardi.